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LA INTOLERANCIA DE NUESTRA SOCIEDAD ANTE LAS PERSONAS CON CAPACIDADES DIFERENTES


En el verano tuve el gusto de compartir con muchas madres de familia y amigos un paseo veraniego al club Korimar, con el grupo de ASPAU-PERU, donde nuestros hijos compartieron no solo del sol, sino también de canciones, y mucho más de la piscina, el club estaba lleno de personas que venían también en grupos de vacaciones útiles que siempre realizan las diferentes empresas públicas y privadas.
A la hora de almuerzo, nos acercamos todos con nuestros hijos al restaurante donde íbamos por solo un momento, para descansar, comer algo, y seguir divirtiéndonos en la piscina, pero grande fue nuestra sorpresa al ver todas las mesas ocupadas, y todas las personas ya habían terminado de almorzar, ante el pedido de por favor vamos almorzar y salimos, una señora de la tercera edad, me dijo este asiento es del padre, padre? Dije yo, qué padre? El padre de nuestra congregación, nosotras somos de una comunidad cristiana, así? Les dije, por favor solamente se van a sentar nuestros hijos van almorzar y se van, no, insistió la dama, la cual tenía colgado un rosario en su cuello, bueno le dije señora, yo muy amablemente, ustedes hablan todos los días de Dios, sí me dijo, leen la biblia? Sí, entonces porque no aplican lo que leen, la señora me quedó mirando con una cara, ya para esto muchas más señoras mayores se acercaban para decirme una y mil cosas acerca de mi hijo y las demás madres que estaban a mi alrededor, en resumen, nunca se movieron de su lugar, muy amablemente el padre de Giovanni, quien también tiene capacidades diferentes, trajo una mesas y puso algunas sillas para que se sentaran nuestros hijos, y puedan almorzar al igual que nosotros en el restaurante que era para todas las personas que visitaban el club.
Ya sentados, tranquilos, y comiendo, algunos de nuestros hijos como siempre trata de llamar la atención, o hace conductas inadecuadas, o movimientos involuntarios, los cuales nosotras estamos acostumbradas,  no se imaginan las caras que ponían las personas alrededor de nosotras al mirar a nuestros hijos, uno de ellos se acercó para sacar una silla que estaba desocupada, deja ahí chico, le dijeron… todo queda en anécdota si terminara aquí mi testimonio, pero me pregunto y les pregunto, ¿hasta cuándo nuestra sociedad va discriminar de esa forma a nuestros hijos? Lo que más me sorprendió es que eran personas mayores de 50, 60 años las cuales tienen hijos, nietos, pero la tolerancia, dónde quedó en estas escenas, solamente íbamos almorzar no quedarnos con sus asientos, ja, yo siempre he sido contestona, ya mi madre me decía cuando chica a ti nadie te gana respondiendo, y si es por mi hijo, mucho más y creo que hice lo correcto en decirles si tanto leen la biblia, pues apliquen lo que leen.
La solidaridad, la tolerancia, la aceptación y el amor al prójimo es lo que Jesús y su padre Dios, nos inculcan en la biblia, la cual yo también la leo.  Porqué llegar al extremo que como eran mayoría, no se movió nadie y se tuvo que acondicionar un lugar para las personas con capacidades diferentes? Porqué no accedieron a mi petición y al de muchas madres de familia, aún con hijos en brazos? Porque eran mayoría, porque son personas adultas y no hay que decirles nada? No me parece, y si se los cuento, es porque siempre pasa, en todo lugar, en todo ambiente, pero algunas veces por no hacer entre comillas, laberinto, nos quedamos muchas veces callados, y no decimos nada, y así la vida sigue como si nada hubiera pasado, y así la gente vive insensible ante el mundo de la discapacidad, hasta que le pasa, nadie está libre de serlo, y de eso estoy segura, no hoy, que soy madre una persona bella con capacidades diferentes sino siempre lo supe, hoy estás bien, mañana, te atropella un auto, te caes de las escaleras, no sé te da una parálisis facial y ya no eres la misma persona.
Por qué siempre encontrarnos en este camino que recorremos muchos padres de familia, con mucho amor, paciencia y especialmente fe, personas desagradables que aunque no quería decirlo, opacaron nuestro día de esparcimiento, sólo nos queda seguir adelante, tratar de enseñarles a los demás que lo que tienen nuestros hijos, no es contagioso,  no es una epidemia, es simplemente, un síndrome, una forma de vida, algo que Dios se los dió solamente a ellos, y que todos tienen que ser respetados, principalmente y aceptados, y nosotros los padres de familia somos los primeros en educar a la sociedad, de explicarles de la manera más sencilla quiénes son aquellas bellas personas que alegran todos nuestros días.

Isabel Salgado Amado

2 comentarios:

Jaime Coronado dijo...

Hola, soy el papá de Giovanni a quien se menciona en éste artículo y que se narra tal como ocurrieron los hechos. Creo que problema de la discriminación de los chicos con autismo aquí fue doble: discrminación e intolerancia por parte de los adultos mayores que no quisieron moverse de un lugar para todos, pero también, de la propia administración del Centro Recreacional, por que se debe estar preparado y acondicionar el lugar para que los niños con autismo pudieran asara un dia de diversión. Una vez más se confima que la discrminación es sólo expresión de la ignorancia.

ASPAU PERU dijo...

Muchas gracias Isabel por compartir y denunciar estos lamentables hechos. Ese día los padres, no nos quedamos tranquilos y exigimos a la Administación las mesas y sillas respectivas, tuvieron que compartir las de su oficina. Nuestros hijos tienen derecho a pasar un día de paseo. Cómo van a incluirse en la sociedad, si no les damos la oportunidad y los tratamos con respet