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Los mitos de las vacunas

Escribe Julio Tresierra Cabrera (*)

En todo el mundo existen personas profesionales, y no profesionales, que por intereses propios hablan a favor o en contra de las vacunas. Lo ideal es escuchar voces autorizadas como la Organización Mundial de la Salud, entidades internacionales, personas internacionalmente reconocidas, que opinen sobre las vacunas para tener confiabilidad en colocar o no colocar estas vacunas. Hace más o menos diez años apareció en Europa esa tendencia de hablar de que las vacunas tenían algún exceso de elementos que podrían hacer daño a la población, lo cual casi se fue desmintiendo con el tiempo y al final no se llegó a demostrar la relación entre el daño y la vacuna.
Por ejemplo, en caso del autismo que decían se producía por alguna vacuna, por eso la gente ha comenzado a tener una desconfianza en lo que es vacunación y en lo que son vacunas nuevas. Pero se ha demostrado hasta ahora que la mejor forma de prevenir y salvar millones de vidas son las vacunas.
Yo no llamo profesional al que recomiende no vacunar. No sé si acá a 100 años o 200 años las vacunas van a pasar a la historia y exista otro tipo de prevención y van a decir que las vacunas no son tan buenas, pero actualmente se ha demostrado que salvan vidas. Por ejemplo, en países como Cuba, donde ellos propiamente desarrollan sus vacunas, tienen un sistema de salud extraordinario basado en la prevención. Y una de las maneras de prevenir es vacunando. Allá tienen un nivel de salud altísimo, la mortalidad infantil es muy baja, es una de las mejores de toda Latinoamérica y su medicina es preventiva y cuando una medicina es preventiva trabaja básicamente con vacunas. Entonces hay que tomar esa experiencia y otras a nivel mundial.
Pienso que probablemente que sea cuestión de competencia entre un tipo de vacuna y otro. Entre un laboratorio y otro laboratorio. Basados en esa competencia salen personajes que comienzan a lanzar diversas versiones.
Se ha llegado incluso a cuestionar el uso del thimerosal, el conservante que usan las vacuna, un preservante que no está en cantidades que podrían afectar al ser humano. Sin embargo, por toda esta historia que ha salido los laboratorios han preferido eliminar el thimerosal en algunas vacunas y cambiarlo por otro preservante. Lo cual es una buena noticia, porque al final, ya ni por eso hay que preocuparse.
De igual manera la cantidad de mercurio se habla mucho, hay que comparar lo que nosotros consumimos de mercurio. La cantidad que en algunas poblaciones lejanas del Perú o en algunos lugares del mundo que viven cerca de minas llegan a ingresar al cuerpo, estamos hablando de 120 más de lo que puede tener 10 vacunas, por ejemplo. Realmente tampoco es una situación que preocupe. Nosotros no hemos podido demostrar una relación entre el mercurio o el thimerosal con una enfermedad. Científicamente no se ha podido dar una afirmación de que esto es así, de que hay una causa-efecto. Todos los seres humanos tenemos metales en nuestro cuerpo y eso no hace que tengamos conductas inadecuadas ni mucho menos habilidades diferentes.
La gente debe tener más confianza en las vacunas, solo si se demuestra lo contrario hay que tomar algunas medidas. Pero la opinión internacional y las investigaciones no han reportado nada de eso. Hay que tener cuidado con los excesos. No hay que generar alarmas.

(*) Pediatra, Presidente del Capítulo de Neonatología de la Sociedad de Pediatría, consultor de Taskichiyperu.

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