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Testimonio: La importancia del deporte en las personas con capacidades diferentes

El deporte lo debemos practicar todos porque nos hace sentir bien, porque nos brinda salud, porque nos quita el stress, pero en las personas con capacidades diferentes más aún, el hecho de caminar solamente (patrón de marcha dicen los fisioterapeutas) y el correr también hace que el retraso motor mejore poco a poco. Caminar descalzo en el grass, en la arena, en el piso, ayuda a estas personas a que reconozcan las texturas y tengan mejor seguridad para la marcha. Pero hay un deporte que es completo, es mi opinión; es la natación, disculpen que siempre soy reiterativa en personalizar los testimonios, pero soy realista y que mejor ejemplo es mi hijo Héctor Martín quien practica éste deporte desde el año 2006. Bueno antes hizo sus pininos en Huachipa, en una academia, con el profesor Félix, aún recuerdo el nombre, lo incluyó muy bien y lo trató como cualquier niño de su edad, pero había momentos en que lo protegía demasiado.
A Héctor Martín siempre le gustó el agua, desde los 6 meses de nacido entraba a la piscina conmigo. Bueno lo que les contaba, desde el 2006 recibe clases de natación, primero una vez por semana, pero desde el año 2008 lo viene haciendo dos veces por semana, con un profesor que pertenece a Olimpiadas Especiales, quien afirma que, “el deporte es un medio de enseñanzas y un medio para poder ver los problemas que hay dentro de la casa, problemas psicológicos, problemas emotivos”.
El deporte ayuda bastante a la recreación, es un medio para poder conocernos más. Brinda seguridad, disciplina, autoestima, protección, eso es lo más esencial que puede ofrecer a las personas con capacidades diferentes. Todos los seres humanos deben hacer deporte, porque nosotros tenemos un cuerpo, y el cuerpo es la máquina perfecta, y a la máquina cuando no la engrasas, cuando no le das una actividad, pues se deteriora.
Héctor ha aprendido disciplina desde el momento en que se inicia la clase, como por ejemplo usar el gorro y los lentes (que no los toleraba para nada, se los sacaba o los rompía), el uso de bata, sandalias y la tolerancia. Hacer los ejercicios previos (antes se tiraba al agua sin esperar la instrucción del profesor), ahora espera que le digan: Héctor puedes entrar al agua. Su marcha no era tan definida como lo es hoy, antes se caía a cada rato, primero por el pie plano y segundo porque su tono muscular lo tenía muy bajo y no estaba reforzado como lo está hoy.
En la actualidad ha mejorado en:
1.- Caminar mejor.
2.- Correr sin caerse y si esto sucede se levanta muy rápido y continúa.
3.- Pasar obstáculos alzando sus pies muy bien.
4.- Subir y bajar escaleras sin baranda y con baranda, aunque lo primero es más difícil, pero lo ha logrado y está en proceso de bajar mucho mejor las escaleras.
5.- Se siente más seguro en el agua, tanto en la parte honda como en la que hay piso.
6.- Coge sus tablas flotadoras con mucha concentración y se da vueltas en el agua como si nada (personalmente yo no lo puedo hacer).
7.- No tiene miedo a las olas cuando va a la playa, bucea como si estuviera en sus clases de natación. Es decir, su sistema motor ha mejorado y a nivel personal se siente más seguro de lo que hace.
Con todo esto no estoy obligando a que todos los padres de familia pongan a sus hijos en clases de natación, sé que cada persona tiene talento para cosas distintas, para deportes distintos, para realizar diferentes artes también; solamente es una SUGERENCIA porque ha logrado cosas increíbles en mi hijo y me satisface por completo verlo como se desenvuelve en el agua, y al verlo pienso en todo lo que en algún momento me dijeron los doctores y todos los pronósticos negativos que me daban con respecto a su diagnóstico y desarrollo.
Héctor Martín sabe nadar (estilo perrito), le falta bracear, es un proceso largo, pero no imposible. Ya no se ahoga en ninguna piscina me dijo el profesor en el mes de mayo del 2008. Y lo comprobé este verano cuando fuimos de paseo a un club en Huachipa, nadar juntos, con mi hijo a mi lado, hacer competencias... Como en algún momento ni me imaginaba caminar al lado de él (me dijeron que nunca lo haría). Este verano fui la madre más feliz al compartir lo que hasta ese momento era un sueño: Nadar con mi hijo. En fin, mi emoción me embarga tanto que muchas veces me quedo sin palabras... Tengo tantos objetivos y metas por cumplir con él y con mi vida misma, pues cuando los vaya cumpliendo les iré contando.

Isabel Salgado Amado
taskichiyperu@yahoo.com

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